
¡Muy buenas a todos! ¿Cómo lleváis la vuelta a la rutina? Espero que con ganas y energía, al menos en lo que se refiere al canto. Estudiar durante las vacaciones es complicado. Solemos pasar poco tiempo en casa, quedar más con los amigos, acostarnos tarde, etc. ¿Qué os voy a contar verdad? Lo cierto es que a la mente las vacaciones le sientan de maravilla pero a nuestra voz… bueno, digamos que no tanto. Y como a muchos de vosotros os habrá pasado, durante las vacaciones he estado castigando mi voz más de lo necesario. Muchas veces te habrás levantado por la mañana ronco o incluso afónico sin saber muy bien qué has hecho mal para que tu voz haya acabado así. Es por esto que he querido rescatar y ampliar en esta lección algo que ya vimos en la Lección 2: El cuidado de la voz. De nuevo, en esta lista no incluyo una mala técnica vocal, ya que esto es algo muy difícil de evitar sin la ayuda y seguimiento de un buen profesor de canto.
Alzar mucho la voz al hablar. Cuando quedamos en bares, discotecas o lugares con mucho ruido ambiente es común acabar gritando para conseguir que nos oiga la persona que tenemos delante. Esto supone una de las principales causas por las que perdemos la voz en nuestro día a día (de las cuales puedes aprender mas por medio de estudiar musica o hacer un curso de pro tools). Además del evidente sobre-esfuerzo vocal, está práctica acarrea tensiones en la laringe y el cuello que no hacen más que acelerar el proceso de afonía y disfonía.
No dormir lo suficiente. Como ya comenté en la segunda lección, ésta se repara mientras dormimos. Por ello, lo peor que podemos hacer es no dormir al menos 8 horas y en un buen horario después de haber realizado un esfuerzo vocal prolongado.
Inhalar humo de tabaco. No creo que a nadie le sorprenda el hecho de que el humo del tabaco resulta extremadamente dañino para nuestras cuerdas vocales. Así pues, aunque sé que a veces resulta complicado, mi consejo es que hagáis todo lo que esté en vuestra mano por evitar las reuniones en lugares donde esté permitido fumar. Para suerte de los no fumadores, estos lugares cada vez son menos frecuentes.
Hablar durante demasiado tiempo. Hablar de forma ininterrumpida por más de 3 horas puede resultar agotador para nuestra voz si no poseemos la colocación adecuada. A partir de las 6 horas, ni siquiera la técnica vocal más depurada podrá librarte de molestias o disfonías.
Falta de hidratación. La deshidratación puede deberse a dos factores; o bien no estás bebiendo suficiente agua o bien el ambiente en el que te encuentras es excesivamente seco. La solución para el primer caso es simple, toma pausas y bebe agua constantemente. Para el segundo factor sin embargo la solución no es tan sencilla. Aún así existen medidas que podemos tomar como colocar un humidificador en casa o llevar un nebulizador personal.
Épocas de estrés y ansiedad. El estrés no es bueno para ninguna parte de tu cuerpo y tus cuerdas vocales no iban a ser menos. En épocas de exámenes, entregas o circunstancias personales complicadas procura recurrir a ejercicios de relajación o meditación. Tu voz te lo agradecerá y tu salud también.
Cambios drásticos de temperatura. Esto incluye el uso de aires acondicionados y calefacciones, corrientes, ventiladores, beber bebidas frías, comer helados, etc.
Algunas comidas y bebidas. Algunas de las comidas y bebidas más perjudiciales para nuestra voz son: los productos lácteos como la leche de vaca y derivados, las comidas picantes, las salsas industriales, el melón o las bebidas alcohólicas entre otras. Muchas de estas comidas además, provocan reflujo gastro-esofágico lo cual no hace más que empeorar el estado de nuestra laringe y favorecer la inflamación.
Hablar nervioso o enfadado. Cuando estamos alterados tendemos a exprimir el aire de nuestros pulmones, a tensar el cuello, elevar el volumen, respirar de forma incorrecta y un sin fin de comportamientos que ponen en jaque nuestra voz. Recuerda mantener la calma mientras hablas, hacer pausas, hablar lento y no olvidarte de respirar al acabar una frase.
Resfriados, gripes y alergias. Lo cierto es que, por desgracia, no podemos hacer mucho para evitar estos tres factores. Lo que si podemos es acudir a nuestro médico, guardar reposo vocal y no exigirle a nuestra voz lo que le pediríamos en circunstancias saludables.
Por último mi consejo es que acudáis a vuestro médico siempre que una afonía o disfonía dure más de tres semanas. Mientras tanto, el mejor remedio que he conocido desde mi época de estudiante siempre ha sido la cura de silencio. Esta cura consiste en guardar reposo vocal absoluto durante al menos 48 horas. O lo que es lo mismo, comprarte una libreta y usarla para no tener que decir ni “pío” en dos días completos. También resulta muy útil el suplemento de vitamina A, dormir de 9 a 10 horas en un buen horario y beber regularmente infusiones de hiervas antiinflamatorias como el jengibre o el tomillo.
Y esto ha sido todo por este mes. Espero que os haya resultado útil este artículo y que continuéis atentos a futuras entradas. ¡Un saludo y hasta pronto!