
Esta vez el tema de la nota tiene que ver con las motos, las Royal Enfield Himalayan 400, Luna e Irbis como han sido bautizadas, esperamos que disfruten la historia y sigan atentos al recorrido y entregas de las notas de viaje.
Irbis y Luna (09-02-2017)
El que conoce un poco de motos sabe bien que no existe moto perfecta, pero cada una tiene sus fortalezas, en el caso de las nuestras, después de 5.000km de carretera podemos decir, sin temor a equivocarnos, que viajar es lo suyo. Nuestros motores no son los más potentes o rápidos, pero cada día en la mañana prenden a la primera vez y eso da mucha tranquilidad cuando uno está recorriendo todo un continente. Funcionan el día entero sin quejarse por nada y consumiendo muy poco combustible.
Hasta la fecha nuestras motos van perfecto, para nuestro ritmo de viaje que ronda los 80 o 90km/h son ideales y cuando necesitamos un extra de aceleración y velocidad para adelantar otros vehículos, tenemos un margen para hacerlo con seguridad y en poco espacio. Podemos decir que la velocidad máxima que hemos alcanzado ronda los 125km/h, lo sabemos porque en una larga recta en medio del desierto del norte de Perú lo ensayamos y vimos que el motor puede llegar a esas velocidades y seguro que un poco más sin las maletas laterales que no ayudan mucho a la aerodinámica.
Nuestra rutina diaria es simple hasta ahora, por las mañanas antes de salir hacemos una inspección visual para ver que todo esté funcionando bien y no se vea nada suelto, en el día revisamos el aceite, que ha bajado muy poco en lo que llevamos de ruta, manteniéndose en el nivel normal, y lubricamos nuestras cadenas con frecuencia, por lo menos cada 500km, usando para ello el aceite Cadenoil de Eduardoño que cumple muy bien su función, más allá de eso las motos no nos han dado nada que hacer. También revisamos por primera vez los filtros de aire al cumplir los 5.000km, tarea que se realiza muy fácil en la Himalayan y encontramos una gran cantidad de arena, que entró en una tormenta de arena que nos azotó en un tramo de playa al sur de Nazca. Lo bueno es que los filtros hicieron su trabajo y el interior de las caja-filtro en ambas motos estaba impecable.
Una tarea sagrada es limpiar y lubricar las cadenas, que hasta los 5.000km de ruta no hemos tenido que tensionar, van perfecto y en ello ayuda el aceite Cadenoil de Eduardoño que es un viejo conocido de muchos años de viajes.
Lo único que hemos sentido es la caja un poco dura para pasar de primera a segunda y para encontrar la neutra, eso solo sucede en algunos momentos cuando rodamos muy lento en el tráfico principalmente, pero no ha sido problema, pues aprendimos a poner la neutra con la moto rodando y así entra fácil o dando un golpe al acelerador cuando ya estamos parados, nada de que preocuparse.
Al nivel del mar su funcionamiento es muy bueno, pero al subir por arriba de 3.500 metros, cruzando montañas en Ecuador, era evidente una merma en la potencia, algo que es normal y esperable en una moto con carburador. Unas por otras, con inyección esto no pasaría, pero nosotros preferimos la sencillez mecánica en un viaje largo, así sea a costa de un poco de desempeño en altura.
Los aspectos positivos de nuestras motos son varios y de gran importancia, el primero es que son ricas de manejar, con ellas se disfruta bastante y el peso extra del equipaje y accesorios casi no se percibe cuando la moto comienza a rodar, especialmente en las curvas, que es donde más se disfrutan. Luego está la comodidad. La posición de manejo es relajada, la moto no vibra casi nada y si lo hace es imperceptible al piloto, de manera que se puede rodar el día entero y llegar descansados al destino. Claro que aquí es importante recordar que nuestras sillas se modificaron un poco, trabajo que realizó en Medellín la gente de Moto Style, y que consistió en poner una espuma más densa y hacerlas un poco más anchas y planas para tener mayor superficie de apoyo y la posibilidad de sentarnos un poco más atrás, un cambio pequeño pero que se nota bastante en recorridos largos como los nuestros. A esto se suma que instalamos una extensión de manubrio de Mastech que retrasa y eleva unos centímetros la posición de nuestros brazos, de manera que vamos un poco más erguidos y con la espalda más relajada.
Las curvas se disfrutan al máximo en nuestras Himalayan.
Normalmente vamos con el motor funcionando a unas 4.000rpm, esto en quinta equivale a ir a 80km/h o un poco más, es un buen ritmo para nosotros y para nuestra mecánica, que rinde y al mismo tiempo es suave y nos permite disfrutar el paisaje, también hace durar bastante la gasolina, cerca de 100km por galón o incluso un poco más dependiendo de la vía y de cómo esté el viento, un factor que puede aumentar el gasto de gasolina considerablemente, como ya lo hemos experimentado en algunos tramos de las costas peruanas.
Las luces son algo justas, por ello no va mal montar unas exploradoras para complementarlas, las nuestras que son de Fireparts, con bombillos tipo LED de bajo consumo, funcionan muy bien y en conjunto con el faro generan una iluminación muy buena, un acierto total haberlas instalado.
Las exploradoras de Fireparts han sido un apoyo a la hora de rodar de noche.
Hasta el momento no hemos tenido ningún percance con las motos, solo hemos notado que aveces los tableros se ponen un poco lentos para indicar los cambios de marcha y para marcar el nivel de combustible cuando volvemos a llenar los tanques, esto nos ha pasado en ambas motos y aunque para nada nos afecta y tampoco incide en el desempeño de las motos es el único detalle que hemos visto, por lo demás Irbis y Luna van funcionando perfecto en todos los tipos de carreteras que hemos recorrido. Ahora esperamos llegar a Santiago de Chile (cuando las motos sumarán cerca de 8.000km) para hacer una revisión, cambiar el aceite y su respectivo filtro para continuar rumbo a la Patagonia.
Como decíamos al comienzo, moto perfecta no existe, pero nosotros vamos felices hasta ahora con las nuestras, entendiendo sus limitaciones y sacando el jugo a sus virtudes, las Himalayan nos han demostrado en estas tres semanas que son unas excelentes compañeras de viaje.