
Una buena comida, no solo se conforma de buenos platillos y excelentes vinos, también incluye la compañía y gente con la que se comparte una mesa. Mi visita al Ristorante Cavallino en Paseo de la Reforma tuvo todos esos elementos y más, porque ese día el clima de la ciudad de México nos regalo un viernes esplendoroso que disfrutamos desde tu terraza.
Mi anfitrión fue Marco Valentini, italiano de nacimiento, pero con corazón mexicano, y Marco Arroyo, un gran amigo y reconocido periodista de turismo, con quienes departí una tarde placentera, (que terminó hasta muy entrada la noche por la larga charla y buen momento que estábamos viviendo) a la cual se unió por un rato, el chef ejecutivo Francesco, para platicarnos un poco de su historia y de los nuevos platillos que conforman las cartas para restaurantes.
Desde la calle, uno no imagina el grandioso espacio que es el Ristorante Cavallino Reforma, tres amplios salones conforman este lugar que hace honor a la cocina italiana.
Su decoración con finos acabados en madera, esculturas y cuadros, acogen las mesas distribuidas de forma holgada permitiendo intimidad en las conversaciones de los comensales; lo cual se agradece, porque hay lugares que cuando quiere uno levantarse anda golpeando a los vecinos, o peor aún, no puede uno platicar tranquilamente de cosas privadas porque el vecino escucha todo lo que decimos. Los sillones y sillas nos permiten pasar largas horas por su gran comodidad.
Decidimos ocupar una mesa en la terraza, el clima presumían la época de verano en pleno, y con su techo corredizo, pudimos disfrutar del sol y la brisa que circulaba por ella.
Dispuestos a pasar una divertida tarde optamos por un Aperol spritz, una bebida muy típica italiana que se prepara con prosseco, aperol y soda, refrescante, y su color pone de buenas a cualquiera que haya tenido un mal día.
Calamar frito con sopa de pulpo baby en salsa de chile de árbol y salsa tártara, Ristorante Cavallino
La nueva carta menu para restaurantes del Ristorante Cavallino Reforma es grande, con letras grandes (se agradece, y mucho) y en dos hojas se lee todo lo que ofrece, no hay forma de perderse y que tengamos que estar dando vueltas intentando ver si hay algo que se nos antoje.
Encontré muchos platos que me abrieron el apetito, pero como tenía la suerte de tener sentado a mi lado a un experto como Marco, le pedí que por favor nos sugiriera lo que para él, eran platillos únicos que nos debíamos perdernos.
Para comenzar llego a la mesa el Calamar frito con sopa de pulpo baby en salsa de chile de árbol y salsa tártara que acompañamos con un vino bianco fiano La Valentina. Marco Arroyo dice que es un pulpo finder, su afición a este producto, lo hace pedirlo en todos lados buscando los mejores en la ciudad, y hasta en el extranjero.
Ambos coincidimos que los calamares estaban muy bien cocinados, sin exceso de grasa y con muy buen sabor. La sopa con el pulpo baby fue del total agrado de Marco, aunque para mi falto ese toque picosito (sin que a uno se le caiga la lengua del ardor) del chile de árbol. El vino sensacional, que forma parte de esa cava en la que esta trabajando Marco Valentini para incluir más y mejores etiquetas cada día para beneplácito de los comensales.
Una sorpresa fue el Vitello Tonnato, conformado por finas laminas de ternera cocinada a fuego lento en salsa de atún, alcaparras, aceitunas y aceite de albahaca italiana.
¿Carne con atún?, se preguntaran; pues si, la combinación resulta deliciosa, y sin duda regresaría una y otra vez solo para disfrutar de este platillo. La cremosidad de la salsa se fusiona con el sabor de la carne, las aceitunas y alcaparras.
Para esta ocasión, optamos por un risotto en vez de pasta, así llego el Risotto ai funghi Porcini e Morillas, Risotto con hongos porcini, mirillas y queso parmesano al perfume de mejorana.
En el Ristorante Cavallini, uno tiene la opción de pedir el termino de la pasta y los risottos como mas nos apetecen, en mi caso me gustan al dente, y el risotto crujiente, cosa que para otros podría resultar no tan de su agrado porque en México tenemos la mala costumbre de pedir las pastas y risottos recocidos, al dente y crujiente es la forma correcta de comerlos, pero como en gustos y costumbres se rompen géneros, el chef nos manda el platillo como mejor nos parezca.
Muy buena consistencia, de sabores balanceados y muy bien integrados, la porción es grande y agradecí que la compartiéramos o no habría podido probar nada mas.
Como plato fuerte vino primero un Pesce alla Siciliana Robalo al horno de leña con salsa pomodoro, y para acompañarlo un vino IrROSSO de Casanova Di Neri.
Puede venir con Salmón, según lo que el chef haya seleccionado para ese día, a mi me toco el Robalo. El pescado es cocinado a la parrilla y después se cubre con esta suculenta salsa tan italiana que me encanta, El vino pertenece a una de las bodegas más afamadas y premiadas de Italia del área de Montalcino, el cual armonizo perfecto con este platillo.
El segundo plato fuerte fue un Polpo alla Brace pulpo a las brasas con chimichurri italiano, papas salteadas al pimiento dulce y finas láminas de alcachofas fritas.
Marco Arroyo estaba encantado con este platillo (les digo que él se ha vuelto un experto en este producto) y estuve de acuerdo con él, ya que la textura y cocción del pulpo era perfecta, que se dejaba acompañar muy bien de las papas y las finas láminas de alcachofa, un plato sencillo pero muy sabroso y que para quienes guardan la dieta les va a ir muy bien.
Los postres llegaron junto con el Chef Francesco quien nos platico sobre sus andanzas por todo el mundo. Un largo e importante curriculum tiene este joven cocinero que ha estado en dos restaurantes con estrellas Michelin en Alemania, además de haber sido chef ejecutivo de los lujosos cruceros de Silverseas.
La vida lo trajo a México de vuelta (sus orígenes son italianos) para estar al frente del grupo restaurantero del que forma parte Ristorante Cavallino. Su entusiasmo y ganas de mostrarnos y compartir los sabores y aromas que aprendió durante esos viajes, promete poner a la mesa platillos únicos de su autoría en muy breve tiempo.
Para finalizar Marco Valentini nos preparó personalmente el famoso Tiramisu, con todo y show a un lado de la mesa, y si bien el sabor y textura del postre era muy buena, el ganador fue el Helado de pistacho con queso mascarpone y lágrimas de miel de trufa (del que confieso casi no deje que probaran porque me lo comí casi todo) que acompañamos con una grappa Sarpa di Poli, del cual Marco Valentini es un experto y por ello es el Embajador de la Grappa en México.
Y esa tarde aprendí que para disfrutar mejor la grappa se debe acompañar de un trozo de chocolate amargo, al cual debemos darle una pequeña mordida y combinar en la boca con un trago de grappa, el resultado es delicioso y uno termina tomando más grappa de la que se imagina porque no se siente tanto la parte alcohólica de esta bebida italiana.
Después de siete horas de “comida” nos alcanzo la cena y era momento de partir a otros compromisos. La tarde se junto con la noche sin darnos cuenta, porque cuando uno se encuentra tan a gusto y feliz, el tiempo pasa volando.
Definitivamente Ristorante Cavallino ha entrado en mi lista de lugares para compartir con mis amigos cercanos y familiares, porque tiene ese ambiente en el que el servicio y la comida siempre incluyen, una gran sonrisa.