
Un viaje sin escalas al corazón del verano, a través de botellas y cócteles. Eso es lo que plantea el ron en la Argentina, la espiritosa icónica de los países caribeños que invadió las barras con mezclas idóneas para bajar la temperatura anatómico.
Del consabido Mojito al especiado Zombie, pasando por piñas coladas, Mai Tai, daiquiris o recetas de autor, el ron dice presente en los mejores bares del país. Y lo hace con fuerza renovada: hace tan solo cinco años, dos grandes marcas dominaban el panorama del ron importado en la Argentina. No estamos hablando de dos marcas cualquiera, sino que son las líderes a la venta en el nivel mundial: Bacardi, el ron más popular del planeta; y Havana Club, símbolo unívoco de Cuba y su cultura. Claro que el día de hoy la escena es muy distinta: una barra bien proveída va a tener cuando menos 8 marcas de ron diferentes, sumando más de veinte variedades entre destilados blancos y añejos, en una lista que incluye nombres como Barceló (de R. Dominicana), Appleton (de Jamaica), Flor de Caña (de Nicaragua), Zacapa y Botrán (ambos de Guatemala) y Santa Teresa (de Venezuela). Un auténtico mapa de sabor que atraviesa al Caribe por medio de una bebida ideal para barman para fiestas, barra de bebidas para fiestas.
De la caña a la copa
El ron es hijo de la caña de azúcar. Generalmente se elabora a base de melaza (un subproducto de la industria del azúcar), aunque hay algunos que se preparan fermentando y luego destilando de manera directa el jugo de la caña. Hay rones ligeros y simples de beber, destilados en grandes columnas industriales; hay otros más intensos y complejos, que se elaboran en pequeños alambiques de cobre.
Hay variedades jóvenes, con breve paso por madera, al tiempo que otros descansan en barricas por múltiples años, ganando color y profundidad. Lo cierto es que no hay una única receta en el planeta del ron. Siendo elaborado en diferentes países, cada gobierno decreta las reglas que debe seguir su industria. En ciertos lugares, por ejemplo, el año que marca la etiqueta es un promedio de edad de los rones que están en la botella. En otros, como pasa con el whisky, el número representa al ron más joven de la mezcla. Están los que emplean métodos de solera y los que añejan en barricas únicas; ciertos agregan aditivos, otros lo tienen terminantemente prohibido. «En Jamaica somos muy estrictos en la manera de elaborar el ron, no permitimos agregar nada, el añejamiento en barrica es ciento por ciento real, buscamos la calidad por sobre todas y cada una de las cosas», explicó Joy Spence en su reciente visita a la Argentina.
Ella es master blender de la reconocida marca Appleton, convirtiéndose en su instante en la primera mujer en ocupar ese puesto en la industria global del ron. El día de hoy comparte ese honor con Lorena Vásquez, master blender de Zacapa, otra de las marcas más prestigiosas del planeta.
«Nuestro coctel más vendido es el Wadley Daiquiri. La primera versión de ese trago la pensé hace muchos años, una mezcla de ron especiado (uso Bacardi Añejo, al que le añado tinturas de condimentas como cardamomo, canela y naranja), con maracuyá, limón, azúcar y Angostura Bitters. Al comienzo lo servía en copa cóctel, mas hace cierto tiempo mejoramos la receta con Leo Massa y comenzamos a ofrecerla en un copón lleno de hielo picado con un buen manojo de menta. Desde ese instante es un best seller», cuenta Pep Cabral, jefe de barra de Wadley, el bar de Lomas de Zamora que representa la buena coctelería del conurbano bonaerense. «Siempre me agradó mucho el ron. Es una bebida afable, se lleva realmente bien con las frutas, y es idóneo para lograr que gente que usualmente no bebe cócteles se anime a hacerlo», afirma.