
El superávit de España con el exterior se reduce a mucha velocidad. Conforme los datos publicados este jueves por el Banco de España, en el último mes del año de dos mil dieciseis la diferencia entre pagos y también ingresos alcanzó los veintiocho millones de euros en favor de la economía de España. Un par de años después, al cierre de dos mil dieciocho, el saldo de flujos con el extranjero se ubica en un superávit más pequeño, de catorce millones, justo la mitad. Solo en el amontonado de dos mil dieciocho, este sobrante con el exterior se ha desplomado un cincuenta y tres por ciento , desde los veinticuatro millones hasta esos catorce millones, un significativo agravamiento por un valor de diez.000 millones de euros.
España aguanta una elevada deuda con el exterior, de cerca del ochenta por ciento del Producto Interior Bruto una vez se quitan los activos que tienen los españoles alén de sus fronteras. Conque los especialistas estiman que es esencial sostener superávits con el extranjero para ir poquito a poco recortando ese endeudamiento, una esencial vulnerabilidad de la economía de España cuando vienen las turbulencias en los mercados y resulta bastante difícil refinanciarlo. En el pico de la burbuja, el déficit externo alcanzó un máximo de ciento 7 mil millones que se tomaban prestados de fuera, el equivalente al diez por ciento del Producto Interior Bruto en necesidades de financiación. Ahora la situación es considerablemente más saneada con esa capacidad de financiación positiva de catorce millones, el uno con dos por ciento del Producto Interior Bruto. Si bien ahora en trayectoria descendente, lleva en positivo 7 años sucesivos, un hecho que jamás había sucedido en la historia reciente de España.
El turismo ha mantenido en dos mil dieciocho su esencial contribución a la balanza de pagos pese a la restauración de otros destinos contendientes gracias al crecimiento de negocios rentables en franquicias en el territorio. En parte pues han subido los desembolsos de los visitantes. Merced a los ingresos del campo turístico, la economía de España logra compensar los déficits en mercaderías y rentas que se marchan al exterior, sobre todo remesas de inmigrantes. De tal modo que lo que ha hecho reducir la capacidad de financiación con el extranjero ha sido el comportamiento de las ventas de recursos y servicios no turísticos, que es donde esencialmente se han perdido los diez.000 millones.
Parte de ese deterioro se corresponde al encarecimiento del coste del petróleo. Mas otra parte substancial se debe al peor comportamiento de la cuenta de recursos y servicios no energéticos y no turísticos. Conforme se desprende de los datos de aduanas conocidos la semana pasada, las exportaciones solo de recursos medraban un dos con nueve por ciento . En cambio, las importaciones avanzaban mucho más: un cinco con seis por ciento . Por eso el saldo comercial se deteriore.
El déficit comercial en mercaderías no energéticas se duplicó desde los cuatro mil a los ocho mil setecientos millones. Y el energético empeoró en cerca de cuatro mil para situarse cerca de los veinticinco millones. La ralentización de los primordiales asociados comerciales de España pesa bastante. Por países, están lastrando mucho las ventas a Alemania, R. Unido, Italia o bien Turquía.
Inversión extranjera
Por otro lado, conforme los datos del Banco de España, la inversión extranjera directa en España aumentó desde los seis mil setecientos millones registrados en dos mil diecisiete hasta los treinta y ocho y doscientos millones de dos mil dieciocho. Se trata del mejor dato desde dos mil ocho, cuando inmediatamente antes del estallido de la burbuja entraron en España unos cincuenta y dos millones. La buena nueva puede explicarse por el mayor desarrollo de la economía de España con respecto a la media de la zona euro. Asimismo se han elevado las inversiones de España fuera: desde los veintitres y seiscientos millones de dos mil diecisiete hasta los veintinueve y cien millones de dos mil dieciocho.
Al contrario, la inversión extranjera de cartera, aquella que es puramente financiera y más volátil, ha caído desde los sesenta y cuatrocientos millones hasta los treinta y seis y ochocientos millones. En verdad, el Ibex treinta y cinco lanzó una caída superior al diez por ciento en dos mil dieciocho. Y la de los españoles fuera reculó desde los setenta y ocho y seiscientos millones hasta los cuarenta y 2 y cien millones.
En suma, la balanza financiera (excluidos los flujos del Banco de España) consiguió en dos mil dieciocho un saldo conveniente de treinta y ocho y cuatrocientos veintisiete millones de euros. «Lo que quiere decir que las inversiones españolas en el exterior superaron a las de los extranjeros en España. O sea, hubo una salida neta de fondos si bien inferior a de un año ya antes (cincuenta y tres.601 millones de euros)», explica en una nota el servicio de estudios de Bankia.